Editorial

Carme Hellí, presidenta de l'Associació de Cardiopaties Congènites (AACIC)

La vida dio un giro de 180°

Cuando has nacido con una cardiopatía como yo, sabes lo que significa la incertidumbre y vivir en alerta. En algún momento del trayecto, parece que te acostumbras y aprendes a convivir.

Desde pequeñita ya conocía los síntomas y aprendí a detectarlos y a pedir ayuda. Mas adelante, conocí la AACIC y fue una nueva puerta que se abría, además había más gente como yo, no estaba sola, fui dejando de sentirme un “bicho raro” y aprendí a coger el control de mi vida. ya han pasado muchos años, me controlo y me controlan, a pesar de que no he perdido del todo el miedo, me siento más segura y puedo ofrecer seguridad a los que más quiero, sobre todo a mi madre que es quien más me necesita y a quien más necesito.

Y en 2020 todo cambió, la vida hizo un giro de 180°. Nunca hubiera imaginado que la pandemia me impactase de forma tan brutal. Pensaba que no me podría acostumbrar a una situación nueva. Perdí completamente todo el control sobre lo que pasaba, ni conocía los signos de alerta con los cuales tenía que reaccionar, ni nadie me los podía explicar claramente. Los primeros meses fueron duros. Pasé de la incredulidad al miedo, del descontrol a la apatía y de la soledad, una vez más, a la certeza que solo yo podía poner remedio a la situación. No a la COVID-19, claro, sino a mi situación y de nuevo aprendí a vivir y a coger el control de mi vida. La COVID-19 ha sido y está siendo una prueba muy dura que nos ha obligado a un esfuerzo extremo de paciencia y resiliencia.

 

Carme Hellín
Presidenta de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC)

 

 

Esta reflexión forma parte de la Revista 26 de la Asociación de Cardiopatías Congénitas (AACIC) y la Fundación CorAvant